1- “Corona-Virus” ¿Cuál es la oportunidad que nos brinda esta situación?
La opción inicial a la que nos invita/obliga esta situación es a frenar. Decimos invita, dado que muchos desde la responsabilidad social frente a la información circulante, hemos decidido no transitar por la vía pública ni privada, restringiendo los contactos con otras personas al mero núcleo familiar. Decimos obliga, porque es el gobierno quien, mediante decreto y comunicados de prensa, manifiesta que debemos mantenernos en cuarentena. Sea una u otra la opción, la pregunta que nos surge es: ¿a qué nos desafía esta situación?.
Lo primero que nos surge, es que nos propone frenar. Frenar la rutina, frenar el hacer habitual y normal para hacer otra cosa. Algo que viene desde afuera me hace frenar al tratarse de algo a lo que no estoy acostumbrado. Nuestra propuesta es también, además de frenar, aprovechar la situación para hacernos de la oportunidad de respirar y reflexionar acerca de cómo estamos viviendo, no en estos días, sino en NUESTROS días, en todos.
¿Y qué pasa cuando frenás?
Desde la mirada del coaching ontológico, comprendemos al ser humano como alguien que se constituye y vive en el lenguaje. Esto implica, para simplificar, que todo lo que sucede en nuestro mundo, todo lo que podemos discernir, distinguir, opinar es porque tiene una palabra que nos permite identificarlo y reconocerlo. Por lo tanto, podemos hablar de eso, del corona virus por ejemplo, porque alguien le puso nombre. Entonces al aparecer en el lenguaje, aparece en nuestro mundo.
Es interesante que en navidad por poner una fecha, no existía en la sociedad este virus. Solo a partir de existir en el lenguaje podemos operacionalizar ciertas acciones que antes de que aparezca no podíamos hacer. Podríamos seguir desarrollando este tema, aunque elegimos continuar con la respuesta a la pregunta: ¿y qué pasa cuando frenás?.
Frenar implica detenerse, y cuando nos detenemos, en general estamos quietos y aparecen nuestros sentidos a operar de una manera diferente a cuando estamos en movimiento. Vamos a un ejemplo: Cuando nos movemos miramos, pero difícilmente podemos poner foco sobre algo porque el mismo movimiento nos aleja de eso que observamos. El olfato, la audición, el sentir…
Frenar implica detenerse, y al hacerlo nuestra mirada se fija sobre algo. Empezamos a observar con detenimiento, a escuchar algo puntual, a oler/saborear eso que está en ese momento.
Frenar implica detenerse, y nos permite hacer algo que denominamos: reflexionar. Cuando frenamos, nuestra mirada se puede volver sobre nosotros mismos para observar cómo estamos, qué estamos sintiendo. Esta situación, “coronavirus”, nos permite volver la mirada sobre nosotros, sobre el sistema que llamamos sociedad/país…mundo, sobre nuestra familia, nuestro trabajo. Todo lo que siempre estuvo ahí, al frenar, puedo observarlo de otra manera. Puedo cuestionar lo normal y habitual. Puedo preguntarme si eso que venía funcionando de determinada manera, nos sigue sirviendo, nos es funcional, si nos hace bien.
En función de frenar, desde nuestro punto de vista, nos gustaría invitar a la reflexión a partir de las siguientes preguntas, que nos surgieron solo después de frenar. Antes, no tuvimos el lenguaje disponible para hacernoslas, dado que el movimiento no nos permitió distinguir…
Y las preguntas irán dirigidas a estos sistemas: Salud, Educación, País, Economía, Familia.
¿Cómo es el sistema de salud que tenemos? Si tenés prepaga u obra social, ¿responde ante una crisis de tal magnitud?. ¿O es el sistema público el que funciona en estos momentos?. Y entonces, supongamos por un instante que solo el sistema público responde a los requerimientos de los infectados con coronavirus, más las consultas, etc…¿para qué sirvió hacer los aportes a un sistema privado de salud? ¿Cuántas personas soporta el sistema sanitario en simultaneo?
En cuanto al sistema País, ¿Para qué existen las fronteras? ¿Cómo se trabaja en conjunto con otros países ante este tipo de crisis? ¿es nuestro sistema de seguridad social el adecuado? ¿Es el que necesitamos?
Nuestros hijos, ¿para que van al colegio? ¿para que los padres trabajen o para ser educados o para ambas o para otra cosa? Y si es para ser educados, ¿para ser educados en qué? ¿Para qué los preparamos? ¿Para qué tipo de futuro?¿qué otros tipos de educación, además del colegio, funcionan hoy en día?¿Están regulados?
En relación al sistema Economía: ¿Para qué producimos lo que producimos? ¿Producimos lo que necesitamos? ¿Cual es la implicancia del capital financiero ante una situación como esta? ¿es correcta la pirámide de ingresos de acuerdo a la función social que implica? ¿cuanto vale un/a médico/a y/o enfermero/a o personal de salud? ¿Cómo se mantiene un monotributista/desempleado/autónomo/pequeño empresario ante una situación de parate como esta?¿Cómo debería ser el sistema de producción? ¿diversificado, centralizado, descentralizado, heterogéneo?
En relación a la familia, ¿Pertenecés a la familia que perteneces por elección, por costumbre o por obligación?¿Qué hacemos cuando estamos “obligados” a estar en familia? ¿Sabemos compartir momentos con nuestra familia? Cuando apareció el tema, ¿en quienes pensaste primero? ¿Cuánto jugamos con nuestros hijos?
Claramente, no tenemos las respuestas. Aunque esta invitación “obligatoria” a observar lo que observamos, nos permite quizás, tener la posibilidad de comenzar a diseñar lo que nos gustaría que suceda en el futuro.
¿Te imaginas que se organicen equipos de personas que se ocupen de diseñar futuros posibles?. Desde el Coaching Ontológico, y desde el CDH somos oferta para colaborar en construir preguntas, frenar, observar y hacernos preguntas que permitan a esos equipos generar nuevas respuestas. Nuevas respuestas, consensuadas, de escenarios futuros posibles.
Fuentes: https://elpais.com/sociedad/2020/03/16/actualidad/1584360628_538486.html