3- Coronavirus. Gestión emocional ante una crisis.
Creemos que nuestras emociones son las que nos predisponen a percibir el mundo de una manera determinada, a partir de ello, de nuestra manera particular de interpretar el mundo, tendremos disponible hacer o no hacer determinadas acciones. Si distingo la emoción que estoy sintiendo se me van a abrir o cerrar posibilidades nuevas. A la vez, las acciones que realice tendrán su consecuencia -que también generarán una emocionalidad particular- y por lo tanto, una y otra vez, se abrirán o cerrarán distintas posibilidades de las anteriores (o las mismas).
Muchas veces no nos tomamos el tiempo de prepararnos ante el posible impacto emocional que podría generarnos una situación determinada pero previsible. A pesar de ello, en la sociedad actual, cada vez son más las disciplinas que se hacen cargo de mostrarnos maneras de predisponernos por ejemplo ante un examen, una reunión importante o reacciones que tengo de forma recurrente frente a los mismos estímulos.
Sin embargo, pocas veces frenamos a observarnos acerca de nuestra manera de percibir -y por lo tanto actuar- en tiempos de crisis. El estímulo en este caso es repentino e imprevisto, como un accidente fatal o una “mala” noticia inesperada. Solemos actuar frente a los emergentes, simplemente de la manera en la que siempre lo hacemos, de manera habitual. El ejemplo que seguramente te pase es cuando se larga a llover de repente mientras estás caminando en un lugar público. Muchas personas, ante el suceso lluvia, comenzamos a correr. Correr, ¿garantiza que me moje menos?. Claramente, corriendo o caminando, es posible que me moje prácticamente lo mismo, solo que la forma en que aprendí a hacer fue así y por lo tanto la repito… Ante un suceso, hago lo que sé, lo que tengo a la mano. En este caso, huir.
¿Cuántas veces, ante el mismo hecho, huis/evitás/te recluís/te enojás?¿para qué te sirve actuar de esa manera?
Las Crisis, en este caso la pandemia del COVID-19, nos muestran como solemos ser, la manera en que actuamos, muchas veces reactiva, la manera en cómo nos movemos y cómo nos relacionamos.
Muchas veces tenemos la posibilidad o el recurso de evitar (con todas las consecuencias que eso conlleva). Mirar para otro lado nos sirve para evadir el sufrimiento, aminorar su intensidad, aunque muchas veces, también hacer que perdure durante más tiempo. Mucho más tiempo. Vivir en la fantasía de estar evitando lo inevitable suele resultar agotador y generarnos ansiedad, agotamiento, agobio, y aumentar el stress.
Dados los informes de virólogos, médicos, infectólogos y demás profesionales de la salud, sabemos cuales son las medidas de prevención de contagio y propagación. También sabemos que determinadas emociones hacen que nuestras defensas bajen y seamos más propensos a enfermarnos.
El estado de situación de crisis por la que estamos atravesando nos lleva a vivenciar algunas emociones tales como: ansiedad, miedo, tristeza, stress. Cada una de esas emociones, como te contábamos inicialmente nos predispone de una manera determinada para abrir o cerrar nuevas posibilidades de acción. El punto, quizás, es detectar en qué emoción estoy y también preguntarnos en qué emoción queremos estar. Hoy sabemos que dada la predisposición, podemos generar la emoción en la que queremos estar. Entonces, sabiendo lo que ya sabemos respecto por ejemplo a la cuarentena, la pregunta que te queremos regalar es: ¿Cómo vas a elegir estar sintiendo estos días?
En definitiva, las crisis, también nos invitan a construir quienes queremos ser.